¡Felices Carnavales Tesoros! No sé si donde vivís se celebran o no pero en mi ciudad se viven muy intensamente así que yo estoy en plenas fiestas y por eso aprovecho este tiempo libre para traeros la reseña de El chico de las estrellas de Chris Pueyo, espero que os guste:
Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, por lo que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando un príncipe… ¿o no?
Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte.
Nunca pensé que leería este libro, no suelo leer biografías ni autobiografías y me he encontrado con varias decepciones en la literatura LGTB pero cuando este libro cayó en mis manos no pude dejarlo pasar, tuve que leerlo y gracias a eso me he encontrado con una lectura muy sorprendente.
Es un libro que destaca por ser diferente, cuya historia es muy ligera de leer pero a la vez muy penetrante, con momentos de gran intensidad y que nos muestra una vida dura pero con grandes momentos, con personajes/personas que tienen un gran corazón y hacen todo un poquito más dulce. Es una lectura que te atrapa desde el primer momento, que se lee enseguida, que no aburre y donde la prosa del escritor es uno de los factores más importantes porque sus palabras tienen magia.
No puedo contaros mucho más de esta historia, debido a su extensión no tiene mucho sentido hablaros de los personajes o de su final, solo puedo deciros que es una lectura que me ha sorprendido muchísimo, de la que esperaba menos y creo que merece ser leída porque no todos los días se encuentra un libro tan distinto como este. Yo le doy 4 corazones y la próxima vez que Chris Pueyo escriba no tendré la duda de darle una oportunidad.
¡Nos leemos!